¿Por qué se deben proteger los datos? ¿Cuál es la situación normativa de la protección de datos en América Latina? ¿En qué peldaño de la escalera está mi país? ¿Cómo puede una organización cumplir con estas normativas cuando el comportamiento correcto, la buena fe y la ética no son suficientes? Si los derechos de los clientes están en primer lugar, ¿cómo se pueden satisfacer estos derechos cuando sea necesario?
El artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que
"nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques." Aquí se reconoce el derecho a la discreción, a la privacidad. No se trata de tener “anonimato” o de “estar solo”, sino del derecho a mantener el control sobre su propia información como un requisito previo para el ejercicio de muchos otros derechos humanos.
En los últimos tiempos, desde que internet ha conquistado su lugar en la vida cotidiana, los datos y la información de cada persona se han hecho cada vez más común, creando en algunos casos ventajas y ocasionando peligros en otros. Hoy en día dejamos nuestros datos en lugares que no podemos controlar fácilmente, lugares donde no sabemos si se han almacenado de forma segura, pudiendo así ser robados por hackers para cometer fraude o para difundirlos con intenciones maliciosas. El control de la información definitivamente se ha hecho mucho más complicado para los usuarios, pero el problema es aún mayor en las organizaciones, debido a que tienen que tratar con los datos personales de miles de personas para cumplir leyes y normativas reglamentarias.